Desde hace algunos años se ha extendido una corriente a nivel mundial que reivindica la necesidad de comer sano. Esta tendencia no aplica únicamente a lo que comemos en casa, también a lo que pedimos cuando, por trabajo o placer, nos vemos obligados a comer fuera. Por ello, los restaurantes se han hecho eco de esto y, cada vez más, es más fácil encontrar comida saludable, ligera y de calidad.
Pero, ojo, y esto hay que dejarlo claro, siempre hay cenas puntuales, con
familiares y amigos y ahí, en esos casos, tampoco está de más que comamos lo que nos apetezca. Sólo se vive una vez y hay que disfrutar.
«Eres lo que comes»
Pero vamos con el día a día. En muchos casos te ves obligado a comer en tu propio lugar de trabajo, o si estás fuera de la oficina de pie, en un bar o en una cafetería. Ahí es más difícil elegir, porque una cosa es tener constancia de la importancia los hábitos alimenticios saludables y mirar la caloría, también tienes que tener la posibilidad de elegir las cosas que te van a sentar bien, huyendo de la atrayente “fritanga” que te van a ofrecer junto con la caña de rigor.
Por ello, la clásica tapit
a de acompañamiento, también está cambiando. El otro día, en un bar al que he ido siempre, me comentaron que ya casi nunca traían churros.
– Y eso? – pregunté confundido.
– Ya la gente se cuida más, quiere comer sano. Vendemos el triple de tostadas con aceite que churros. – Me contestó
Por eso, junto con la caña o el café, en muchas cafeterías los refrescos sin gas, el té y los zumos toman protagonismo. Incluso el color de muchos sitios ha cambiado predominando el verde para transmitir simpleza y naturalidad.
Muchos locales pequeños ofrecen comida, platos fríos y rápidos pero que no son comida basura, sino una alternativa saludable: una oferta de frutas y vegetales fresco y una amplia selección de ensaladas en el menú incluyendo la utilización de vegetales, vinagre y aliños de calidad.
